
El Día de la Amistad fue una celebración sencilla pero profundamente significativa. En Fundación Alzarse creemos que los lazos afectivos que se cultivan en la niñez dejan huellas duraderas, y por eso, este día se convirtió en una oportunidad para sembrar sonrisas, compartir y fortalecer el espíritu de comunidad.
- En la Escuela Casa Central, compartimos una mañana llena de dulzura, donde poporopos, refrescos y alfajores se convirtieron en un momento para reír, conversar y disfrutar del valor de la amistad.
- En el Centro Santa María, el ambiente se llenó de alegría con una refacción especial que incluyó chuchitos, refresco, alfajores y manías con sal y limón, detalles que fueron recibidos con entusiasmo por los niños, quienes encontraron en ese momento un espacio de cariño y pertenencia.
Más allá de los sabores y las dinámicas, este día fue un recordatorio poderoso: no hay regalo más grande que sentirse acompañado, valorado y querido. Y eso fue justamente lo que se vivió —una celebración del amor fraterno que sostiene, que consuela y que inspira.